Atrás quedan más de 2.500 kilómetros de polvorientos caminos de tierra, piedras, barro y charcos por los que han transitado los más de cien coches clásicos que formaban en cada una de las ocho etapas la caravana del Spain Classic Raid. Son ya cinco ediciones para un raid de regularidad clásica que no sólo es el más largo de Europa, también una prueba en la que disfrutar de los variados paisajes de nuestro país, la gastronomía, la conducción y los coches clásicos en un ambiente de compañerismo y sin olvidar el picante de la competición.
Como en las anteriores ediciones, el Spain Classic Raid ha recorrido gran parte de España, atravesando multitud de parques naturales y zonas restringidas al tráfico de vehículos, por lo que los participantes han podido disfrutar de exclusivos parajes.
Arrancó el sábado 20 de octubre en Andorra, una dura etapa para las mecánicas que finalizó en Huesca. La segunda jornada hizo parada en Tudela y cruzó las Bardenas Reales para llegar a Soria. De ahí a Cuenca salvando trampas de barro arcilloso, siguiendo rumboa a Alicante, Almería, Cazorla, Ciudad Real y, finalmente, Madrid. El castillo de Loarre, el desierto de Gorafe, el de Almería y el de Abanilla fueron puntos destacados de la ruta, como las poblaciones de Almansa, Medinaceli, Lorca, Bailén y Consuegra.
Ocho jornadas con elevados kilometrajes y entre tres y cinco tramos cronometrados cada una han puesto a prueba una vez más las mecánicas de estos coches de más de 25 años y la habilidad de sus pilotos y copilotos. La regularidad no implica correr, pero sí es básico contar con dotes de navegación y una gran habilidad para mantener la velocidad media que marca la organización en los tramos cronometrados.
Y aquí los mejores han sido los hermanos Ricardo y Carlos Ferrón, al volante de un Mitsubishi Montero. Pero la clasificación ha estado muy reñida y las posiciones han ido variando a lo largo de las etapas, decidiéndose todo en una lluviosa última etapa.
En segunda posición de la general el coche más fotografiado del raid, el Volkswagen Baja Buggy de Juan Donatiu y Kim Vilatarsana, seguido del Opel Corsa de Javier Barbeyto y Ricardo Sánchez que afrontaba la última etapa liderando la general y un problema en los sistemas de medición los relegó a la tercera posición.
Pero hay ciertos equipos que merecen una mención especial por diferentes motivos, como el formado por Gonzalo Garmendia y Raquel Recio que completaron el raid en sexta posición con un Citroën GS, quizá el coche más cómodo de la prueba gracias a su peculiar suspensión hidroneumática. También modelos desarrollados hace casi 60 años y que todavía hoy son capaces de ganar etapas, como el Renault 4 del equipo formado por Iván e Íker Solera, o los entrañables SEAT 127 y el pequeño y ya exclusivo Talbot Samba. No podemos pasar por alto el Fiat Panda 4×4 de la familia de la Iglesia, que este año se negó a dar tregua a sus tripulantes y les hizo reparar en cinco de las ocho etapas. Y el coche que más arrojo, tesón y buena energía ha requerido de su equipo ha sido el dorsal 24, una Citroën AKS 400 (la 2CV) de Dani Sánchez y Francesc Sala, que han superado esta dura prueba y han sido aplaudidos en cada una de las etapas.
El patrocinio y colaboración de Bosch, Jeep y Fiat hacen posible que el Spain Classic Raid llegue a su quinta edición con total éxito de inscripción y se haya convertido en la prueba de regularidad clásica referencia en el panorama nacional.