De los tres elementos, el neumático constituye el único punto de unión entre el coche y el suelo, por eso no sólo debe soportar el peso del vehículo y resistir las transferencias de carga en aceleración y en frenada sino que también puede ser el elemento que marque la diferencia entre un accidente o no. Son un elemento básico de seguridad activa de los automóviles, deben desarrollar y garantizar las máximas prestaciones posibles. Con las actuales herramientas que se nos ofrecen en internet como las compras on line de piezas o de neumáticos, por ejemplo en www.neumaticos-guru.es, ya no tenemos excusa para no cambiar alguna pieza de nuestro coche si realmente lo necesitamos.
La medida más básica para comprobar si los neumáticos de nuestro coche funcionarán o no es medir la profundidad del dibujo de la rueda, la cual debe ser igual o superior a 1,6 mm. Además de esto el neumático no debe presentar bultos ni cualquier otro tipo de señal de evidente deterioro. Para comprobar la profundidad podemos hacerlo fijándonos en la señal indicadora que viene inscrita en el mismo neumático, y cuando llegue a tal debemos cambiar nuestra rueda. Otra forma es acudir a un taller especializado y que nos midan la profundidad de los mismos. La más facil es la tercera que consiste en meter una moneda de un euro en una de las ranuras o surcos del neumático. Si vemos la parte dorada exterior de la moneda, la profundidad es menor a la que marca la ley.
Existe también un factor importante que debemos tener en cuenta: llevar siempre la presión correcta. Esta información suele venir inscrita en alguna parte de nuestro vehículo (tapa de combustible, parte inferior de capó, puertas, etc.). Si no llevamos la correcta presión en las ruedas nuestro coche sería tan estable como nosotros usando un zapato diez tallas superior o inferior a la nuestra para correr una maratón.
El segundo elemento del triángulo de la seguridad son los frenos. Ellos nos permitirán detener el vehículo. Es importante saber que las pastillas de freno tienen distintas calidades y dependiendo de éstas la distancia a recorrer puede ser mayor o menor. Si el vehículo suena al pisar el freno como si rozasen dos hierros significa que las pastillas se han terminado y hay que cambiarlas. Si el volante vibra al frenar significa que los discos de freno están doblados y habrá que cambiarlos. Si decidimos comprar estas piezas por internet, por ejemplo en www.recambios-expres.es es importante que un profesional nos las instale. Un equívoco en su montaje puede suponer crítico.
El tercer y último elemento son los amortiguadores. Uno de cada dos coches en la carretera lleva los amortiguadores desgastados. Cuando las piezas de suspensión presentan deficiencias, esto no sólo afecta al confort en la conducción, también representa un riesgo para la seguridad del conductor y de los pasajeros. Unos amortiguadores desgastados pueden propiciar una pérdida de contacto entre los neumáticos y la carretera, lo que puede provocar a su vez una pérdida de control al girar o incluso un fallo completo en sistemas como el ABS o el ESP. Otras consecuencias son distancias de frenado más largas, riesgo de aquaplaning a menor velocidad y un desgaste más rápido de los neumáticos. La sensación de mareo en coche también puede estar provocada o agravada por unos amortiguadores desgastados.
Revisar amortiguadores, frenos y neumáticos evita accidentes y, aunque sean de baja intensidad siempre saldrá más barato cambiar unas pastillas de freno que un radiador, paragolpes y faros al no haber podido detener el vehículo en un semáforo.
Cuando se cambien estas piezas es importante que se hagan por ejes, por parejas. Si se sustituyen los amortiguadores que sean los dos del mismo eje, delanteros o traseros, si se cambian los neumáticos igual, ambos del mismo eje y en las mismas medidas y con los frenos iguales; de otra forma el vehículo estaría descompensado y sería aún peor que no haberlos cambiado.