Renault vuelve a la senda de los coches deportivos recuperando a un viejo conocido de la competición: el Alpine. Para refrescar la memoria, se trataba de un pequeño biplaza de motor trasero longitudinal que solo pesaba unos 600 kg gracias, entre otras cosas, a su carrocería de fibra de vidrio. Ello dotaba al Alpine A110, producido entre 1961 y 1978 con motores de hasta 125 CV, de gran agiidad, lo que en los tramos de rallyes le valió para hacerse con un mundial de marcas en 1973 en el Grupo 4.
El último prototipo de Renault, el Alpine Vision, evoca en sus rasgos estéticos al clásico A110 y ha sido presentado en un evento en el mítico Principado de Monte Carlo (concretamente en el trazado de Col de Turini), donde protagonizó sus mayores éxitos deportivos, con victorias en 1971 y 1973. Este será muy parecido al modelo de producción que se presentará a finales de este año y que se comercializará a partir de 2017 en Europa.
En este caso, a diferencia del A110, su motor irá colocado en una posición más adelantada, entre los asientos y el eje trasero, lo que le dota de una posición central trasera que mejora las cualidades dinámicas. Además, contará con un peso estimado de 1.100 kg que, si bien es casi el doble que el del viejo Alpine, es una masa contenida para los tiempos que corren. Asimismo, este hecho le situarría justo en medio de la competencia actual del mercado: el Alfa Romeo 4C y el Porsche Cayman, con pesos en vacío de 900 y 1300 kg, respectivamente.
En cuanto a la gama de propulsores, todavía no hay confirmación oficial de cuál o cuáles serán las elegidas, pero se especula entre tres unidades de potencia con turbo, todas de cuatro cilindros como su antecesor. La primera es un 1.6 litros, que en el Clio RS desarrolla 220 CV y, aunque también se baraja una nueva mecánica 1.8, parece que la que seguro habrá como tope de gama es la 2.0, que alcanza 275 CV en el Megane RS, pues la marca asegura que el Alpine será capaz de lograr el 0-100 km/h en menos de 4,5 segundos.