Entre los todo terreno actuales el Jeep Wrangler ocupa un lugar preferente, acompañado sin duda por vehículos como el Toyota Land Cruiser o el Land Rover Defender. La historia de estos vehículos comienza en mayo de 1948 cuando nacía oficialmente el primer Land Rover, concebido como vehículo de trabajo todo terreno e inspirado por el Jeep Willys. En 1953 Toyota comienza la fabricación de los primeros Jeep BJ y en 1954 registra el nombre de Jeep, obligando a Toyota a renombrar sus BJ con el nombre de Land Cruiser. Pero antes que todos ellos, el Willys MB fue desarrollado a partir de 1940 siguiendo requerimientos militares de un tractor multifuncional con un peso inferior a 1.000 kilos y velocidad superior a 80 Km./h destinado a labores de transporte, enlace y exploración por carretera y campo a través. Después de la II Guerra Mundial el MB fue sustituido por el Willys M38 y se desarrolló la primera versión civil, el Jeep CJ. Su sucesor es el Wrangler que abarca tres generaciones distintas lanzadas en los años 1987, 1997 y 2007 respectivamente.
El Wrangler actual llegó al mercado a principios de 2011 siendo una actualización del modelo de 2007. En lo esencial sigue siendo muy parecido, aunque tiene pequeños cambios de aspecto, en el equipamiento y en el motor, que ahora da 23 CV más. Además Jeep ha hecho algunas modificaciones para que sea más refinado como la reducción de vibraciones y sonido del motor. También cambia ligeramente el interior, que da más sensación de calidad.
Hay dos variantes de carrocería, de tres y de cinco puertas, que se diferencian por la longitud: 4,22 metros y 4,75 metros, respectivamente, y por la batalla, dato que se transmite en mejores prestaciones al pasar por curva y en estabilidad cuando conducimos. Recordemos que a mayor distancia entre el eje delantero y eje trasero, mejor será el paso por curva del vehículo. El espacio en las plazas traseras, cuatro en el primer caso y cinco el segundo y la capacidad del maletero son las otras diferencias entre ellos.
Los motores son siempre el mismo, diesel 2.8 CRD con 200 CV. Se trata de bloque de 4 cilindros con 2.800 c.c. de cilindrada capaz de entregar 200 CV a 3.600 rpm y un par máximo de 460 Nm entre 1.600 y 2.600 rpm. La caja de cambios es automática por convertidor de par de 5 velocidades.
El Wrangler es un todoterreno 100% y por ello precisamente silencioso no es, aunque ahora el ruido es menos molesto que en su versión anterior. La suspensión transmite con claridad a los ocupantes las imperfecciones del terreno y no sujeta mucho la carrocería en las curvas. La sensación es un poco de flotar pero es sólo una sensación, pues cuando pruebas si realmente agarra, el Jeep te demuestra que está agarrando perfectamente.
El motor del Wrangler mueve bien el peso del coche una vez lanzado aunque no recupera adecuadamente en marchas largas. Para poder realizar una conducción rápida en carretera hay que recurrir con frecuencia a la caja de cambios manual y que el conductor apure los cambios a tope. Se notan vibraciones en la palanca del cambios, los pedales y el volante y es ruidoso. La caja de cambios manual tiene recorridos largos y un tacto duro, pero todo en este coche es duro, algo que seguro agradecen los compradores de este modelo, insistimos, 100% TT.
El chasis es de doble viga, ejes rígidos, tracción total conectable y reductora. Tiene una palanca con los modos de funcionamiento del sistema de tracción: 2H, 4H, 4L y N. En condiciones normales de adherencia se debe utilizar la posición 2H, que significa dos ruedas motrices (las traseras) y la reductora desactivada. Cuando empiezan las dificultades de agarre es cuando comenzaremos a usar los modos de 4×4 y reductora.
Con una altura libre de 26 cms., un ángulo de ataque de 38º, ventral de 25,5º y de salida de 31º; unas protecciones de bajos aceptables y unos neumáticos mixtos en medidas 245/75 R 17, tenemos todo lo necesario para irnos de aventura.
Una parte negativa son los consumos. La aerodinámica no es precisamente su fuerte y su peso cercano a dos toneladas tampoco ayuda a no gastar. El vehículo puede rondar facilmente los 11 litros cada 100 kilómetros si no vamos muy pendientes por ahorrar. Circulando tranquilamente hay un indicador digital que nos indicará que vamos realizando una conducción económica, algo que sucede a lo largo de una zona verde pintada en el cuenta revoluciones desde las 900 r.p.m. hasta las 2.250 r.p.m. y un poco más allá, hasta unas 2.700 r.p.m.; y circulando por carretera lo más recomendable es no salirse de esa zona “ECO”.