Que hoy se hable en pasado de la 50º edición del Rallye Príncipe de Asturias, podemos hacerlo gracias al esfuerzo y entrega de varios colectivos sin los cuales se habría pasado un año en blanco. El ACPA como impulsor de la prueba, tenaz a pesar de los sinsabores sufridos el año pasado y que trató de sacar con dignidad la carrera a pesar de los tiempos que corren, y un campeonato sin pies ni cabeza. Al Ayuntamiento de Cangas de Narcea y su dinero salvador, a la hostelería del pueblo, a sus múltiples ayudantes anónimos, y a otras escuderías asturianas que fueron también a echar una mano. Con muchos cambios de recorrido, y ningún tramo “mítico” de la zona central de Asturias o cuencas, los habitualmente utilizados en los Cangas de Narcea del Regional, como Santana o Llamas de Mouro fueron aumentados en su longitud, agradando a todos los pilotos y aficionados que acudieron en buen numero el sábado, pero que dejaron casi desiertos los tramos del domingo, casi lo lógico, sin muchos coches punteros en carrera, el regional que no lo disputaba y el madrugón para llegar a mas de cien kilómetros de las zonas más pobladas de Asturias, hicieron reflexionar a muchos.
La debacle en la primera etapa, ligeramente más dura que otras citas del Nacional, fue muy decepcionante para el aficionado, que rápidamente se preguntaba cómo podían aguantar los coches en los 90, tres etapas con el triple de kilómetros cronometrados. Un ejemplo que se me ocurre y todos podemos entender son las cuatro ediciones consecutivas de 1989 a 1992 que completaba el M3 de Bapporo, dos con Bassas y dos con Ponce, a fondo, con unas carreteras mucho peores, un coche tracción trasera 100% de carreras y con picos de 9.500 r.p.m. pone en evidencia lo que se utiliza en nuestros días. Puede que fuese un coche bien cuidado y mantenido, pero lo mismo podía pasar con un Sierra Cosworth, un Deltona, los F2 Gr.A e incluso los ultra apretados Kit Car o Gr.B. Ver que los carísimos coches de estos años acumulan abandonos, que en su mayoría no dan espectáculo y que encima se van adaptando los reglamentos año tras año a los requerimientos de unos y otros según pinte, atenta a la inteligencia de un aficionado medio. Es lo que los votos en las pasadas elecciones a la Federación permitieron, que lejos de adaptarse a la pésima situación económica, dieron un volantazo al lado contrario a donde había que ir. Había en la cuneta mas debate sobre como tendría que ser el Nacional, vamos a dejar lo de CERA para los aficionados 2.0, que ganas de saber cómo iba la carrera, y parecía haber un consenso en limitar el Campeonato a los grupos R 3,2 y 1, y los R5 cuando lleguen, a ser posible con alguna marca oficial, terminando con los experimentos y tormentos de estos últimos años. Mirar a campeonatos cercanos a nuestras fronteras, permitiría a los dirigentes de la RFEdA ver como hay mucha variedad de coches en carrera, donde todos son bien recibidos, viejos y nuevos, juntos pero no revueltos, que aquí se ha ido de señoritos demasiado tiempo sin ver que se estaba matando a nuestro deporte. Este ha sido otro año más perdido, y lo sensato sería poner en marcha un cambio radical para el 2014, no para el 2015 como rápidamente se han apresurado a anunciar en este pasado Príncipe.
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Monzón campeón virtual
En lo deportivo no hubo ninguna sorpresa, ni inquietud para Luis Monzón, que se paseaba por los nuevos tramos del rallye, sin que Vallejo a pesar de sus intentos con montas de ruedas cambiadas, se acercase al canario. El canario no es el piloto que más veces ha ganado un Príncipe de Asturias, cinco tiene Chus Puras, pero si el merito de haberlo hecho en tres décadas distintas, años 1995, 2001 y este 2013.Fuster no duraba ni 50 metros del primer tramo con un palier roto, y los Mitsubishi de Meira, Pons y Pernia fueron rompiendo una vez más como si fuesen de cristal. Angel Paniceres se adjudicaba en casa, la EVO Cup. Tampoco estuvo en la llegada el único piloto extranjero, Luca Betti, que lejos de los tiempos del trió de cabeza, no pudo completar la primera etapa. Peor suerte para Jose Luis Peláez y su R3, al salirse de la carretera siendo necesaria la neutralización del tramo “Real Oviedo”. Por fin esta temporada Vinyes pudo tener una carrera tranquila, colocándose cuarto por delante de su compañero en Suzuki Gorka Anchustegui. Los Suzuki de la Copa, el grueso de los coches en meta, vivieron una lucha a la centésima, con la ajustadísima victoria de Adrian Díaz, solo 1’3” por delante de Victor Perez, siendo tercero Jose Fernando Rico. A destacar ver a todos los participantes de la Copa de nuevo en Oviedo.
Entre los asturianos, muchas novedades, con el regreso puntual de Roberto Solís y Kike Velasco, con el 208 R2 y el estreno de Yonathan Perez con un DS3 R3. Suarez era el máximo favorito entre los R2, y Vallin en la N3.Tambien Fran Cima, regresaba con un Impreza y Berti Hevia dentro del programa de Suzuki, en la que anunciaba sería su última carrera. Oscar Palacio con el Porsche se colocaba tercero a una distancia relativamente corta de Vallejo, y fue asentando su pódium final con el paso de los tramos. Los pronósticos se hicieron buenos y Jose Antonio Suarez y Esteban Vallin se adjudicaron brillantemente sus grupos, en una carrera sin grandes sobresaltos, consiguiendo de paso “Cohete” ser el mejor ERC y sexto absoluto. Angel Paniceres se hizo con la Junior, para completar una clasificación plagada de buenos resultados para los pilotos asturianos. Berti estaba en meta, sufriendo problemas con las pastillas del Swift, deseando todos que no se cumpla su anuncio y que cuando la situación económica lo permita le veamos de nuevo con el ignifugo puesto. No todo fueron plenos entre los nuestros, quedando fuera por averías, Perez que iba mejorando a medida que hacia kilómetros con el R3, y que perfectamente hubiese entrado entre los diez primeros, y Fran Cima, una vez más sin suerte quedaba fuera a dos tramos del final. Solís fue cogiendo rápidamente ritmo, demostrando que a pesar de los doce años pasados desde su último rallye, es un piloto muy rápido que tendría que decir mucho en un Campeonato a coches iguales, y que sin la penalización de 1’, hubiese estado segundo entre los R2. No menos importante era ver por primera vez el coche laboratorio de la Copa Dacia asturiana para el 2014. El Sandero, incomprensiblemente conducido por el madrileño Alberto Monrarri, teniendo un buen puñado de pilotos asturianos mirando para el techo, se quedaba tirado nada más empezar el primer tramo ante la perplejidad de todos. Esperemos que haya sido todo un problema de juventud, desafortunado y aislado y que la muy interesante y económica Copa atraiga al máximo número de pilotos.
Con los participantes del regional se lograba una lista de inscritos, al menos con un número de participantes decente, y aunque solo disputaban la etapa larga del sábado, dieron el espectáculo que los coches del Nacional no pueden dar. Victoria incontestable de Marcos Garcia y su Cosworth, y que tras el abandono de Cesar Palacio, le acercan a la consecución del título Regional. Braña y Alejandro Martinez pódium.