Parece ser que el origen del semáforo, ese artilugio que hoy en día podemos encontrar, casi, en cada esquina de las grandes ciudades, se remonta a la época romana, cuando las vías o calzadas se iluminaban con antorchas.
Ya en la era actual parece ser que el primer semáforo, o algo parecido, se instaló allá por 1868 en un cruce situado en el exterior del parlamento británico, en la ciudad de Londres y fue obra de J.P. Knight, un ingeniero especializado en señales de ferrocarril.
Este nuevo invento, o mejor dicho, una nueva adaptación de los que se usaban para controlar el tráfico ferroviario, sólo constaba de unas luces de gas de color rojo o verde. Su funcionamiento era sencillo, si emitían dos zumbidos daban paso a los coches, entonces de tracción animal, que venían por la avenida y uno solo a los de la calle perpendicular. Este precario sistema no duró mucho, ya que acabó con la vida de un policía al explotar y fueron retirados por su peligrosidad. Afortunadamente se pudo recurrir a la electricidad pero no sin problemas, las precarias instalaciones de aquellos años provocaban que las bombillas se fundieran demasiado a menudo y el caos reinara en las ciudades más concurridas, un día si y otro también.
En agosto de 1914 comenzó a funcionar en Cleveland, Estados Unidos, un semáforo parecido a lo que conocemos en la actualidad, con unas luces rojas y verdes que colgaban de un soporte con brazos y emitían unos pitidos similares a su predecesor londinense. Un poco más tarde se incluyó la luz naranja como señal de alerta o precaución y ya en 1953 se instaló el primer sistema de semáforos tal y como los conocemos hoy en día, con la capacidad de ser programdos de tal manera que no se pusieran todos rojos o verdes a la vez.
Sobre el primer semáforo instalado en España existen ciertas dudas, unas fuentes apuntan a que en 1929, se instaló el primero en Madrid, entre las calles Barquillo y Alcalá, sin embargo, otras cuentan que la ciudad pionera en nuestro país en utilizar este modernísimo regulador del tráfico fue Barcelona en 1959, un nueve de julio.