Un coche de cada dos en la carretera lleva los amortiguadores desgastados. Cuando las piezas de suspensión presentan deficiencias, esto no sólo afecta al confort en la conducción, también representa un riesgo para la seguridad del conductor y de los pasajeros. Unos amortiguadores desgastados pueden propiciar una pérdida de contacto entre los neumáticos y la carretera, lo que puede provocar a su vez una pérdida de control al girar o incluso un fallo completo en sistemas como el ABS o el ESP. Otras consecuencias son distancias de frenado más largas, riesgo de aquaplaning a menor velocidad y un desgaste más rápido de los neumáticos. La sensación de mareo en coche también puede estar provocada o agravada por unos amortiguadores desgastados.
La marca Monroe ha presentado los resultados de una serie de pruebas llevadas a cabo por institutos de investigación independientes, a lo largo de numerosos años, con el fin de comprobar la influencia que ejercen los amortiguadores sobre la seguridad activa de los vehículos, incluso aquellos más modernos y avanzados.
– Incremento de la distancia de frenado: Según las pruebas llevadas a cabo por el TÜV Rheinland, a 80km/h en una recta con el vehículo ocupado únicamente por el conductor, la distancia de frenado aumenta 2,6 metros.
– Aquaplaning: Con suspensiones semi-gastadas, el efecto aquaplaning en un vehículo comienza a 109 km/h con suelo mojado, mientras que si los amortiguadores están en perfectas condiciones, el aquaplaning comienza a 125 km/h.
– Incremento del desgaste del neumático: después de 90.000 kms un coche cuyos amortiguadores están desgastados al 65% causa un incremento del 10% en el desgaste del neumático en comparación con el mismo coche equipado con amortiguadores en perfecto estado. El desgaste prematuro del neumático se traduce en el incremento de los gastos de sustitución y funcionamiento, pero sobre todo en una importante pérdida de seguridad.
– Fallo del ABS/ESP: Unos amortiguadores desgastados atañen al funcionamiento del sistema antibloqueo de frenos y del programa electrónico de estabilidad. Con nieve o hielo, un coche equipado con sistema ABS y unos amortiguadores eficientes viajando a una velocidad constante de 50 km/h parará exactamente a 28,8 metros en el caso de una parada de emergencia. El mismo coche equipado con amortiguadores al 50% de rendimiento parará a los 35,4 metros – lo que se traduce en un incremento del 23% en la distancia de frenado– ya que las ruedas se bloquean durante la frenada debido al mal funcionamiento de la unidad de control del ABS provocado por los amortiguadores.
Para saber un poco más sobre cómo funcionan los amortiguadores, diremos que éstos no sólo son responsables de la comodidad en la conducción y de los movimientos suaves sino que también realizan la importante tarea de mantener el vehículo en contacto con el firme. Si los coches no tuvieran amortiguadores, las ruedas botarían contra el suelo.
Hay dos tipos de amortiguadores, los hidráulicos y los de gas. Los hidráulicos consisten en un cilindro y un pistón lleno de aceite que se mueven conjuntamente en cada movimiento vertical de la rueda. Este pistón se desliza atrás y adelante durante el recorrido (movimientos de rebote y compresión). Durante el movimiento de compresión, el aceite fluye bajo el pistón a través de una apertura de válvula estrecha. La fricción se genera durante el proceso, lo que convierte la energía del movimiento del aceite en calor, ralentiza el movimiento del pistón y, por lo tanto, amortigua la vibración del cuerpo. La velocidad de movimiento de la barra, el volumen de aceite y el número y tamaño de las válvulas determinan la fuerza de resistencia generada por el amortiguador durante el movimiento de la compresión. Por norma general cuanto más rápido se mueva la barra del pistón, más fuerte será la fuerza que actúe sobre el pistón. Cuando el amortiguador está en el movimiento de rebote el aceite fluye a través de una válvula aún más estrecha hacia el pistón, creando una mayor acción de amortiguación que durante el movimiento de compresión. Esto es necesario con el fin de que los muelles se relajen de forma controlada y aguante las ruedas en contacto con el suelo.
Los amortiguadores con un único tubo de gas trabajan de acuerdo al mismo principio, pero también disponen de un depósito de gas que puede ser comprimido, dejando espacio al aceite desplazado. Un pistón flotante separa el aceite del gas y evita que se mezclen. Cuando el aceite es desplazado en la compresión, el pistón comprime el depósito de gas. En el rebote posterior, el gas presiona al aceite – igual que si fuera un muelle– de vuelta. La altísima presión del gas asegura que incluso los movimientos más pequeños queden amortiguados.
El piloto Tiago Monteiro, antiguo piloto de Fórmula 1 y actual piloto en el Campeonato del Mundo de Turismos, advierte de lo importante que son unos amortiguadores en buen estado para la conducción y el agarre en carretera. Sus comentarios después de una prueba de conducción con amortiguadores nuevos y desgastados fueron: “Ha sido impresionante poder experimentar personalmente los impactos de unos amortiguadores desgastados. Me quedé muy sorprendido por la disminución del control del coche. La diferencia podía apreciarse particularmente en curvas y maniobras de frenado.»
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