Peugeot 207 en el lago helado

Un viaje hasta el corazón de Escandinavia, en la frontera entre Suecia y Noruega, para poder saborear la conducción sobre hielo y nieve comprobando la resistencia de seis coches en las peores condiciones. Peugeot 207, Hyundai i30, Opel Corsa, Suzuki SX4, Mercedes A y VW Polo fueron los protagonistas.
Para comparar realmente los vehículos, todos debían estar en las mismas condiciones, así que en todos se montaron las mismas ruedas de invierno y se equilibraron los pesos. Como curiosidad, todos los coches venían con asientos calefactados; debe ser que con ese clima, las luces diurnas y la calefacción en las posaderas son obligatorios por ley…

Pasados los primeros 500 kms de prueba, el Opel Corsa y el Mercedes clase A fueron “perdonados” de los ensayos más duros por la poca estabilidad y agarre que ofrecían cuando les era desconectado el ABS y el control de estabilidad. Hemos querido probar todos los vehículos con sistemas electrónicos de ayuda y con ellos desconectados con la intención de estudiar, tanto la calidad del chasis y suspensión que tienen, como la electrónica de seguridad que montan.
Los 6 coches se probaron en autopista, ciudad y carretera regional nevada. A los 4 seleccionados también se les testó en un circuito de hielo sobre un lago y en tramos de rallye.
De entre todos destacó el japonés por sus posibilidades de tracción. En el Suzuki SX4 se puede elegir entre tracción delantera, automática al eje trasero cuando pierda agarre o permanente a las cuatro ruedas.
En realidad lo de la tracción cuatro no es del todo cierto pues a partir de 50 kms/h la tracción total permanente se desconecta. Tampoco lo es porque carece de sistemas autoblocantes en los ejes delantero y trasero. Para explicarlo un poco más diremos que cuando este coche se queda con alguna de las dos ruedas delanteras sin agarre pasa la fuerza al tren trasero. Si una de las ruedas traseras no tiene agarre, el coche ya no tracciona. Si, por ejemplo, las dos ruedas de la derecha se quedan deslizando, aunque diga ser un 4×4, el coche no anda y hay que remolcarlo.
En conducción con tan sólo tracción delantera su peso, volumen y altura le penaliza frente a los pequeños VW Polo o Peugeot 207. Tampoco es muy duro frente a pequeños golpes o fuera de carretera ya que varias piezas como un captador de una rueda trasera o el gancho de remolque no soportaron las pruebas.

Los más urbanos Peugeot 207 y Volkswagen Polo brillaron por prestaciones aunque entre los dos hubo una clarísima diferencia en cuanto a roturas. El coche que mejor soportó golpes, suelos malos y demás “perrerías” fue el Polo con una ventaja sobresaliente frente a todos los demás. Mientras, el francés fue el que más averías generó, tanto de carrocería como mecánicas.
El Hyundai i30 dejó alto el listón de los coreanos y soportó perfectamente las sucesivas pruebas que le realizamos durante tres días.

En cuanto a temperaturas extremas y rapidez en desempañar o deshacer hielo, ninguno de los siete coches dio problemas. Tan sólo la limpieza de la luna trasera del Suzuki SX4 dio fallos. Todos llevaban el mismo líquido limpiacristales para no falsear los resultados.

 

Peugeot 207 en el lago helado
Peugeot 207 en el lago helado

Esquiando con el coche

La conducción en estas condiciones es todo un placer si sabes cómo hacerlo. Es importante haber aprendido antes o que te acompañe un monitor. La forma de mover el coche e ir deslizando en cada curva es algo que hay que practicar. Aunque no hay peligro si te sales porque las paredes laterales de nieve te frenan perfectamente, el recorrer tramos de rallye de lado a velocidades cercanas a 100 kms/h impresiona mucho.
Para divertirse de verdad hay que hacer pie izquierdo, una técnica de conducción finlandesa utilizada en rallyes. Se utiliza en coches de tracción delantera sobretodo en superficies deslizantes, donde es más eficaz. El objetivo del frenado con el pie izquierdo es contrarrestar la tendencia de los coches de tracción delantera al subviraje y esto se consigue acelerando y frenando simultáneamente. Intentamos frenar lo suficiente para que las ruedas traseras deslicen, lo que provocará en el coche una situación de sobreviraje. Al mismo tiempo aceleramos para que las ruedas delanteras sigan girando a pesar del frenado y tengamos agarre y dirección. La mayor dificultad es acostumbrar el pie izquierdo a la sensibilidad necesaria para pisar el freno sin parar el coche,… las primeras veces los frenazos son salvajes.

Además de la prueba de estos seis coches, aprovechamos el viaje para hacer unas carreras en un circuito de karts sobre hielo, también muy divertidos, y recorrer bosques y lagos helados en moto de nieve. Un viaje espectacular que recomiendo a todo amante de la conducción.

Para más información sobre el viaje.