Peugeot ha sido una de las marcas más valientes en los últimos tiempos buscando diferenciarse de las marcas populares con una serie de diseños y conceptos a caballo entre varios segmentos y con un toque muy personal. En esta estrategia encaja perfectamente el Peugeot RCZ, una suerte de Audi TT a la francesa que quiere acercar los coches deportivos al cliente habitual de Peugeot.
Desde el punto de vista estético no hay más que decir que este modelo entra por los ojos, con lo suficiente para que te pares a mirarlo cuando pase por la calle. Su línea encaja dentro de la última generación de Peugeot, por tanto ópticas afiladas, mezcla de trazos rectos y curvilíneos para un acabado contemporáneo y muy vistoso. Destacan con luz propia la caída del techo y una rotunda parte trasera que tiene en el alerón de dos posiciones un coronamiento muy interesante. Las llantas de aleación de 18 pulgadas de serie son un claro ejemplo de que el RCZ tiene una concepción muy deportiva.
Peugeot prometió con este modelo aunar deportividad y confort, y es algo que se ha conseguido en parte aunque no evita algunas de las incomodidades que conlleva todo vehículo deportivo. Por ejemplo se puede decir que aunque está concebido como un 2+2 las plazas traseras de poco sirven y solo alguien de baja estatura o un niño podría acomodarse mínimamente atrás. Ese sacrificio sirve para que el conductor y el pasajero gocen de una buena postura de conducción (lógicamente baja) y no toquen con la cabeza en el techo. Los materiales utilizados son de muy buena calidad, por encima de la media desde luego en Peugeot y da la sensación que estamos ante un vehículo premium. Acolchados, cuero y cromados hablan en este sentido. Lástima que el toque deportivo en el interior solo se reduce a los asientos tipo backet, que por otra parte sujetan muy bien a la hora de negociar curvas.
Otro detalle positivo es el maletero, de 321 litros de capacidad, mucho más de lo que pueden presumir otros deportivos afines. Teniendo en cuenta que los asientos traseros están casi de comparsa contamos con 639 litros si abatimos los asientos. Algo a tener en cuenta para las parejas viajeras.
Llegamos al capítulo de las prestaciones, donde las opciones de motor son tres. Si optamos por un gasolina tenemos los 1.6 de BMW de 156 y 200 CV. Si queremos acudir al Diésel está el HDi de 163 CV, con una tecnología similiar a lo ya exhibido en el 5008. Si buscamos deportividad no hay color, cualquiera de las opciones de gasolina satisfacerán nuestras ganas de llevar un cacharro que sobresalga de la mayoría (con el plus del cambio automático de 6 velocidades opcional en el 156CV), aunque si vamos a hacer muchos kilómetros el HDi nos nos dejará en mal lugar. El consumo medio de está opción ronda los 6,5 litros a los reales, empuja mucho para ser un Diésel y no suena excesivamente. Ese mismo detalle le deja un poco mal en comparación con los gasolina, ya que no es un sonido de motor especialmente racing.
En cuanto al comportamiento estamos hablando de un vehículo de tracción delantera, por lo que tiende a subvirar si se le exige demasiado. Pero se le puede llevar bastante al límite a poco que tengamos algo de pericia al volante. La respuesta es bastante precisa y el tacto es muy agradable, lo que se busca en un modelo de estas circunstancias. Eso si, aquí es en otra de esas cosas en las que el confort prometido no es del todo redondo, ya que no deja de ser un deportivo y por tanto la suspensión es rigida, quizás no tanto como otras alternativas de la competencia, pero en un trayecto con piso irregular lo notaremos.
Peugeot consigue con el RCZ llevar las prestaciones deportivas a casi todos los públicos por poco más o menos lo que cuesta un compacto de alta gama. Una opción que coloca a la marca francesa como una de las de más personalidad actualmente y una buena piedra de toque para lo que puede conseguir en este segmento en un futuro. El RCZ tiene todo para garantizarse un hueco en el imaginario de los conductores como el Audi TT o el Nissan 370Z. Y no es exagerar.