Hablar de Subaru es hablar de competición, por lo que oir la palabra Diésel puede chirriar un poco asociado a uno de sus modelos. Pero como la cosa consiste en vender coches, la marca nipona se ha tenido que plegar a las circunstancias del mercado lanzando esta versión Diésel del Impreza, aunque sin renunciar del todo a su carácter deportivo y prestaciones superiores a la media.

Estéticamente no se parece en los derroteros que ha tomado el vehiculo en comparación con modelos históricos de los noventa. Sin embargo los toques racing siguen ahí, como la clásica toma de aire encima del capó, el difusor trasero o el leve alerón encima del maletero. Sus dimensiones son 4,41 metros de largo, 1,74 de ancho y 1,47 de alto, una versión compacta y con aplomo que sin duda gana enteros con el paquete Sport que se ofrece como opcional. Los añadidos son unas llantas de 17 pulgadas, faldones, parachoques Aero o ópticas HID.

Por dentro los materiales son de una calidad aceptable, pero no dice gran cosa, una falta de personalidad que también se puede remediar con el paquete Sport. Los habituales asientos deportivos tipo backet, el techo solar eléctrico o el navegador opcional dan ese plus que se busca al acudir a una marca como Subaru. El maletero está dentro de la media, 301 litros que se convierten en 1.216 con los asientos abatidos en caso de necesitarlo.

En el capítulo de las prestaciones hay que decir que el conjunto motriz formado por el Boxer 2.0 Diésel de 150 CV, la caja de cambios manual de 6 velocidades y el sistema de tracción total Symmetrical AWD es un ejemplo de lo que debería ser un Diésel con aspiraciones deportivas. El par máximo de 350 Nm entre las 1.800 y las 2.400 rpm nos permite tener cierto respiro en ciudad y no tener que estar tocando continuamente la palanca del cambio. En carretera el progresivo cambio nos deja llevar una conducción tranquila y conservadora o por el contrario una viva y alegre sin producirse un cambio dramático en el consumo. En ningún caso el consumo medio se debería ir mucho más de los 6 litros a los 100.

Además hay que darse cuenta que es un tracción a las cuatro ruedas por apenas 25.000 euros, un valor que unido al control dinámico VDC y las suspensiones McPherson delante y de doble horquilla detrás ofrece un muy decente paso por curva reduciendo el desplazamiento lateral. Todo ello con la comodidad y limpieza en el sonido de motor de la tecnología Boxer, que conforma un compacto muy silencioso.

Los amantes de la competición que se vean avocados al Diésel por la cruda realidad tienen en el Impreza Diésel una buena forma de clamar sus ansias en la rutina diaria, siempre reservando el paquete Sport claro. Si no el modelo pierde un poco de encanto ya que no han sabido trasladar sus buenas prestaciones a un look más interesante, cosa que a muchos les pueda hacer irse para atrás. Craso error porque te pierdes un Diésel muy interesante.

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