Mini volvió hace ya unos años con fuerza al panorama automovilístico y lo cierto es que lo agradecemos una vez más después de comprobar las bondades del Mini Cooper Cabrio de 120 CV gasolina. Es un coche que se debe analizar más por el grado de distinción que conlleva (por 24.000 euros) que por los réditos en términos de prestaciones.
La segunda generación del Cabrio es algo más práctica que su antecesor, con el frontal algo más largo para adaptar mejor la nueva gama de motores BMW y algo más de espacio. El resultado es un coche muy bonito, con detalles premium y multitud de combinaciones interesantes de carrocería, elementos de decoración exteriores y colores de la capota. En el debe del diseño siguen estando unas plazas traseras bastante justas para una persona de envergadura y un exiguo maletero de 125 litros. Con los asientos abatidos la cifra llega a 660, pero te limita con el tema de la capota. En cualquier caso no es el coche que elegirías para largos viajes o por practicidad.
Por dentro la combinación entre elementos retro y modernos es muy equilibrada. Muchos detalles recuerdan a aquellos coches de los años 50 y 60, pero el ordenador de a bordo, el navegador o el cuadro de instrumentos con esferas nos confirman que estamos hablando de un coche de 2010. Los dos asientos delanteros si son confortables, aunque tampoco está muy bien trabajada la visión trasera. De hecho para aparcar el sensor trasero es vital si no queremos tener un toque.
La capota de lona tiene el mismo funcionamiento que las de los modelos BMW. Se abre en unos 25 segundos, bien sea parado o un marcha hasta los 30 km/h. El engorro es que hay que tener pulsado el botón hasta que acabe la operación, aunque por seguridad lo admitimos encantados. Para cerrarla hay que seguir dos pasos, uno de 4-5 segundos para la parte delantera y otros 25 para el cierre total. No es el sistema más silencioso del mundo, pero es un claro toque de distinción que hará que la gente se vuelva para mirarte si es que eso te gusta.
Desde el punto de vista de las prestaciones, el Mini Cabrio en su versión de 120 CV es suficiente si no buscas reacciones racing, eso si, al ser un Mini, es un coche con sensaciones deportivas y de kart. La versión de 175 CV, si cuentas con 5.000 euros más, te dará ese plus de potencia si es lo que deseas. El consumo es bastante equilibrado para el tipo de propulsor, algo más de 6 litros de consumo medio gracias al Start & Stop y hacer caso al indicador de marcha adecuada. Si queremos sacarle genio a las seis marchas del Mini Cabrio deberemos andar a altas revoluciones y el esfuerzo no valdrá demasiado la pena para el aumento del consumo consecuente.
Es un coche diseñado para circular con la capota desplegada, en este modo de conducción serán más apreciables los sonidos del motor y escape, de bonita sonoridad. La suspensión es algo durilla, por lo que está claro que te equivocarás si haces de este tu coche para largos viajes.
El Mini Cooper Cabrio 120 CV es una gran opción para todos aquellos que busquen distinción y diversión sin complicaciones. Su alto grado de personalización, el hecho que es un Mini y lo agradable que es circular por ciudad o carretera con la capota bajada son detalles que agradarán a los amantes de los descapotables reducidos. No es lo más deportivo del mundo, pero si no te importa buscarás excusas para coger el coche, incluso para bajar a comprar el pan.
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