Aspecto guerrero
Se trata de una moto estrecha, pero menos que las auténticas supermotard que se utilizan en competición. El sillín largo, alto y estrecho, prolongándose por encima del depósito de combustible para poder situarnos muy avanzados cuando practiquemos una conducción al ataque. Deja entrever su chasis multitubular pintado en negro y presenta dos rasgos muy característicos, sus dos escapes con los silenciadores casi en vertical y su personal careta-aleta delantera que recuerda a algún tipo de ave.
La carrocería es mínima pero mucho mayor de lo que suelen presentar las auténticas supermotard. Y es que la KTM 690 Supermoto no es una moto de campo pasada a carretera, esta KTM trata de acercar a los profanos en el supermotard las grandes sensaciones que ofrecen este tipo de motos sin olvidar que la gran mayoría de mortales necesita la moto para mucho más que su utilización en circuito. Por eso podemos encontrar asas y estriberas para el pasajero, tapón del depósito de combustible con llave y un completo cuadro de instrumentos. Pero este concepto de ligereza tiene sus inconvenientes, el pasajero en esta KTM lo lleva mal porque el sillín es estrecho y está muy inclinado, además las asas tienen unas formas poco prácticas y los escapes están acechando en busca de una quemadura al mínimo descuido. El cuadro de instrumentos tiene luz de reserva de combustible pero no indicador de nivel y, como era de esperar, la protección aerodinámica brilla por su ausencia.
El manillar es alto y muy ancho, el sillín se sitúa a 880 milímetros del suelo (muy alto) pero, una vez a los mandos la postura es muy natural y te ofrece máximo control. El cuadro de instrumentos combina el cuentavueltas analógico con un display digital donde se muestra la velocidad, temperatura, hora, dos parciales y kilómetros totales. Su manejo es sencillo mediante tres pulsadores situados en el lado izquierdo que se pueden accionar sin problema con los guantes puestos. Otro cantar son los retrovisores, que tienen un diseño atractivo pero los brazos son algo cortos y además vibran bastante por lo que la visibilidad no es de las mejores. Son los típicos retrovisores que usas ‘al bulto’ con un solo golpe de vista, porque si fijas la mirada un par de segundos para observar con más detalle no consigues ver mucho más.
 
Un ciclo de nivel
El chasis es multitubular de acero al cromo molibdeno y se deja ver poco a pesar de tener poca carrocería. Las suspensiones están firmadas por WP, la horquilla delantera es invertida de 48 mm de diámetro y tiene regulación de compresión, al igual que el amortiguador trasero que va anclado mediante bieletas al precioso basculante de aluminio hueco. El equipo de frenos está formado por un disco de freno delantero de 320 milímetros de diámetro al que muerde una pinza Brembo de cuatro pistones con anclaje radial. El disco trasero es de 240 mm y la pinza, también Brembo, es de pistón simple.
El motor es un monocilíndrico de 654 cc con cuatro válvulas y árbol de levas en cabeza. Desarrolla una potencia máxima de 64 CV a 7.500 rpm con un par máximo de 65 Nm a 6.500 rpm y sorprende por su bajo nivel de vibraciones. Este motor, a pesar de ser un monocilíndrico, deja en entredicho a la competencia por su suavidad de funcionamiento. El cambio es de seis velocidades, con un buen tacto y precisión. El accionamiento del embrague es hidráulico y la caja de cambios tiene embrague antirrebote para que puedas reducir sin preocuparte de si la rueda trasera sigue rodando o está deslizando. Las llantas de radios van vestidas con neumáticos en medidas 120/70 R17 delante y 160/60 R 17 detrás.
 
¿A trabajar o a disfrutar?
Con la KTM 690 Supermoto tus trayectos urbanos quedarán exentos de aburrimiento, la ciudad se convierte en un gigante parque de atracciones para que tú te lo pases bien.
El control a los mandos de la Supermoto y la facilidad con la que te puedes mover sobre ella te dan una seguridad impresionante a la hora de sortear enlatados. Además el ancho manillar pasa sin problemas por encima de los retrovisores de los coches, lo que te permite entrar por huecos más estrechos que con muchas otras motos de manillares ‘bajitos’. Su reducido peso, 154 kilos en vacío, ayuda en gran medida a alimentar esa sensación de agilidad y control.
El propulsor de la 690 SM sólo te exige que no le dejes caer en exceso de vueltas para que no se queje con bruscas patadas. Si vas con la aguja del tacómetro marcando más de 3.000 rpm por cada golpe de gas verás cómo adelantas uno, dos o hasta tres coches y es que, aunque te pueda parecer una conducción un poco ‘Diesel’ por el escaso número de revoluciones, no veas con qué rapidez alcanza la velocidad esta monocilíndrica. Casi sin darte cuenta estás rondando los 130 Km/h, eso sí, a partir de ahí el aire te azota por todos lados, pecho, cabeza, brazos y piernas, estas últimas acaban por abrirse irremediablemente ante el empuje del viento.
A partir de 6.500 rpm las pocas vibraciones de este ‘mono’ (ojo, que si vienes de un tetracilíndrico te parecerá que vibra muchísimo) se elevan para avisarnos que es mejor engranar una marcha más larga. En autopistas y autovías la KTM 690 Supermoto se siente fuera de lugar, si no están repletas de coches que esquivar y la dejan que circule a buen ritmo, se siente extraña. Su hábitat natural son los tramos revirados, cuanto más, mejor. No importa si el asfalto está un poco roto, lo sobrelleva sin problemas. El tarado de las suspensiones es propio de una moto de asfalto, pero no son excesivamente duras y además cuentan con bastante recorrido. Es todo un lujo abordar una carretera de montaña a lomos de la Supermoto. Te lo pone fácil, te deja elegir entre una conducción pura de asfalto o puedes optar por tumbar la moto dejando el cuerpo derecho y sacando el pie del interior de la curva al estilo supermotard, como quieras, le vale todo.
Aceleras en recta sintiendo el empuje del monocilíndrico, te aproximas a una curva, frenas con seguridad y precisión gracias al equipo de frenos Brembo, notas como la horquilla se hunde pero menos de lo esperado y bajas marchas a la vez. Tranquilo, no hace falta que tengas un tacto especial con el embrague, tienes un embrague antirrebote para facilitarte la tarea. Si además apoyas el pie derecho sobre la palanca del freno, podrás descolocar la rueda trasera suavemente y entrar en la curva con el manillar girado en sentido contrario. Es el momento de soltar el freno trasero para que el neumático se agarre con ganas al asfalto y pueda aguantar el golpe de par que le vamos a mandar al retorcer el puño del acelerador. La capacidad de tracción de esta moto te dejará con la boca abierta, es impresionante cómo sale de las curvas. Pero atención a los giros muy cerrados que si salimos en una marcha muy corta el neumático trasero puede que diga basta o que salgamos todavía tumbados y con la rueda delantera en el aire.

La KTM 690 Supermoto es pura diversión, una descarga de adrenalina constante y una moto que saca tu lado más oscuro gracias a la facilidad de conducción de la que hace gala. No olvides que no es una gran rutera, que el eventual pasajero no irá muy cómodo y que, aunque pocas para lo que es normal, el monocilíndrico tiene vibraciones. Pero si buscas un transporte urbano que te haga levantarte cada mañana con ganas de ir a trabajar y a la vez ser el terror de las deportivas en ese puerto ratonero que tanto te gusta, la KTM 690 Supermoto es tu elección, no lo dudes.

Sus armas:
– Agilidad
– Facilidad de conducción
– Calidad de componentes
 
Sus debilidades:
– Concepto de moto muy específico
– Retrovisores con poca visibilidad
– Puesto para el pasajero