Un auténtico monstruo
La Ducati Monster 696 luce orgullosa todos sus componentes, su belleza se centra en no ocultar nada. Chasis multitubular, horquilla invertida de generoso tamaño, motor bicilíndrico al aire, mega-basculante de aluminio y una brutal pareja de escapes son los elementos más llamativos de la Monster.
Su escueta carrocería se limita a una aleta delantera muy angulosa y un grueso depósito de combustible con rejillas simuladas de ventilación. Ni siquiera hay colín propiamente dicho, la trasera acaba con el sillín. El faro delantero presenta una peculiar máscara que le da un aire más agresivo aún.
Como detalle curioso podemos resaltar los largos soportes de las estriberas del pasajero anclados junto con las estriberas del piloto, algo muy de moda y que creo que presentó hace ya años la primera generación de la Honda Hornet. Con esto se gana limpieza de líneas y facilita colocar los escapes por arriba.
Ciclo italiano, ciclo equipado
Como buena italiana destaca por una parte ciclo muy cuidada y unos componentes de nivel. El chasis multitubular de acero es rígido y atractivo, el basculante de doble brazo es una gran pieza de aspecto masivo fabricado en aluminio.
La horquilla delantera invertida tiene un diámetro de barras de 43 mm y está firmada por Showa, mientras que el amortiguador trasero es Sachs. Las llantas también son de marca, Marchesini, y montan neumáticos en medidas 120/60-17 en la rueda delantera y un (delgado para lo que se considera normal) 160/60-17 atrás.
Los frenos son palabras mayores, pinzas de cuatro pistones y anclaje radial en la rueda delantera con discos de 320 mm de diámetro; pinza de dos pistones y disco de 245 mm atrás. La potencia de frenada es tremenda y fácilmente dosificable, pero hay que apretar la maneta con ganas. En los primeros metros por ciudad parece que frena poco hasta que le coges el tacto.
La Monster 696 tiene un peso en vacío de 161 kilos, una distancia entre ejes de 1.450 mm y una altura de sillín de 770 mm. Pese a no tener un sillín muy alto, encima de la moto parece más porque el manillar queda bajo y un poco avanzado. Las estriberas están altas y no muy retrasadas, lo que hace que adoptemos una postura peculiar, una postura clásica de Monster.
El cuadro de instrumentos es digital, con un display multifunción que podemos manejar desde la piña izquierda. La lectura no es mala pero en momentos con mucha luz directa preferiría un cuentavueltas analógico. Además, el cuadro queda en una postura baja y retrasada que impide que los pilotos altos lo puedan verlo correctamente sin desviar mucho la mirada de la carretera. Cuenta con luz de aviso de sobrerrégimen, pero también puede pasar desapercibida en función de la talla del piloto.
Corazón desmodrómico
El propulsor de la Ducati Monster 696 es un bicilíndrico en V a 90 grados refrigerado por aire con dos válvulas por cilindro y 696 cc de capacidad, de ahí su nombre. La distribución es desmodrómica (cómo no) y la alimentación está controlada por un sistema de inyección electrónica Magnetti Marelli. Este propulsor desarrolla una potencia de 80 CV a 9.000 rpm y un par motor máximo de 68,6 Nm a 7.750 Nm.
El cambio es manual de seis velocidades con embrague multidisco en baño de aceite y mando hidráulico, los embragues en seco Ducati los deja para sus modelos más exclusivos. El tacto del cambio no es malo pero sí hay que meter las marchas con decisión, es europea y de raza ¿qué esperabas?
Al motor de la Monster le cunden sus 80 CV tanto como a una tetracilíndrica de 100, no tiene tantas vueltas útiles pero gana en bajos, pega con fuerza en medios y estira sin quejarse hasta llegar al corte.
Para ligar o curvear
La Moster es una de esas motos que gustan y que llaman la atención. Su hábitat natural son las carreteras de curvas muy reviradas, ahí el bicilíndrico puede lucir su patada en bajos y medios para catapultarte de curva a curva y hacer desaparecer las rectas. Su chasis rígido y el tarado firme de las suspensiones te permiten entrar en las curvas aprovechando todo el potencial de su equipo de frenos sin descomponerse, meterla en curva con seguridad y abrir gas bastante pronto.
Su postura con el peso cargado sobre el manillar se agradece cuando llegan los giros, pero también es cierto que le cuesta un poco hacer cambios rápidos de dirección. En curvas medias se muestra aplomada y permite un paso por curva rápido siempre y cuando te muestres decidido. La decisión es una máxima fundamental a la hora de llevar la Monster, no te puedes dejar amedrentar por su rigidez, su postura más racing que las de sus competidoras, el empuje del bicilíndrico y su carácter general. La Monster se puede llevar muy deprisa, pero exige más conocimientos que otras. Carácter italiano…
En autopista su desnudez es una limitación natural, la opción válida es marcar ritmos suaves para no perder el cuello por el camino. Y en ciudad podemos disfrutar saliendo rápido de los semáforos, haciendo ruido con la pareja de escapes o simplemente luciendo moto. Y es que la Monster atrae miradas, algo tiene, es una moto fardona.
Si pretendes seguir el ritmo de las naked japonesas entre coches, lo llevas mal. La postura de la Monster le hace perder agilidad y control ante situaciones inesperadas, su ángulo de giro es reducido e incluso te puedes pillar los pulgares si doblas la dirección a tope al intentar sortear coches parados. Resultona y con carácter, una naked con todo el sabor italiano y el carácter de Ducati… Una Monster.
Sus armas:
– Estética agresiva y atractiva
– Motor poderoso y elástico
– Parte ciclo de calidad
Sus debilidades:
– Postura de conducción muy personal
– Cuadro de mandos poco visible
– Ángulo de giro escaso
Vestuario: Cazadora Scott Indy TP