Las versiones deportivas son muy comunes en los compactos de las diferentes marcas y no iba a ser menos con un modelo como el Golf. La línea R-line en la nueva generación de este compacto incluye bastantes elementos racing, todos ellos muy sutiles, como prolongación de los spoilers, faldones laterales, alerón en la lunera trasera, faros ahumados al estilo del GTI y el distintivo R-Line en las aletas delanteras. Un acabado con clase que se amplía en el interior con el volante y los asientos deportivos y pedales en aluminio.

La postura de conducción es realmente cómoda, los asientos nos recogen muy bien en movimientos laterales y el volante es manipulable en altura y profundidad por lo que es sencillo encontrar la configuración adecuada a nuestro cuerpo. Además las versiones R-Line cuentan con un equipamiento de gran calidad, con ordenador de a bordo, mandos en el volante para manipular el radio CD con Mp3, conexión USB e iPod y posibilidad de instalar manos libres. Todo lo necesario para que el usuario potencial disfrute dentro del habitáculo. El maletero se inserta dentro de la media, con 350 litros.

La versión comentada equipa un competente motor de gasolina TSI 1.4 de 122 CV. Las virtudes principales de este propulsor son el silencio y la buena respuesta en regímenes bajos, las cuales le hacen ideal para su uso en ciudad y en cómodos cruceros, con control de velocidad mediante. La asociación con la caja automática DSG de 7 velocidades aumenta esa sensación de confort, por ser muy precisa y aprovechar al máximo la suavidad en la entrega de potencia.

Los problemas vienen cuando queremos evaluar a esta versión desde parámetros puramente racing. Los 122 CV del 1.4 se antojan insuficientes si lo que queremos es pasar muy deprisa por el asfalto. Incluso en la función Sport del cambio (que modifica parámetros como la respuesta del acelerador) se hecha en falta un plus de agresividad a un motor que por otra parte es fiable en cualquier circunstancia y muy divertido de conducir si se activan las levas al volante incluidas detrás del volante. Además el control de tracción actúa en situaciones muy apuradas, lo que añade un poco de picante a tanta suavidad.

Otro detalle a su favor es que la configuración de este motor de gasolina consume poco, 6,3 litros cada 100 kilómetros de media homologada, no llegando a los 8 en consumo real. Es por lo tanto una alternativa válida para un usuario habitual de vehículos compactos que haga muchos kilómetros y busque algo más en materia de prestaciones que los modelos de serie convencionales sin llegar a lo que por ejemplo ofrece la gama R de la misma marca.

Sin embargo no podemos decir que el coche sea barato, con esta mecánica cuesta 26.045 euros. Hay muchas alternativas más potentes por ese dinero, bien es cierto que muchas de ellas no tan bien equipadas como este modelo de Volkswagen.

Más información en la web de Volkswagen.