La propulsión Diésel le ha sentado bien al todocamino Mazda CX-7. El modelo nació en el 2007 a la par que la nueva oleada de vehículos como el Qashqai pero sin renunciar a la deportividad propia de la marca japonesa. Los motores incluidos eran únicamente de gasolina, destacando el 2.3 litros de 260 CV. Hace poco llegó la demandada versión Diésel del modelo, el 2.2 CRTD de 173 CV ya disfrutado anteriormente en la berlina Mazda 6. El resultado es un SUV muy agradable de conducir para cubrir grandes distancias sin unas cifras de consumo sangrantes.
El diseño del Mazda CX-7 consigue ostentar el aura deportiva de la marca. Lo que más destaca es el ángulo del parabrisas, a 66 grados, una disposición que hace que se prolongue por la línea del techo para mayor luminosidad, visibilidad y apariencia dinámica. En cuanto a la capacidad el CX-7 tiene un maletero de 455 litros que se pueden convertir en 1.348 si se acciona el sencillo sistema de abatimiento Karakuri de los asiento traseros.
En cuanto a las prestaciones el 2.2 de 173 CV se ve bastante penalizado por los 1.875 kilos de peso del vehículo. En cifras los 400 Nm de par aceleran el vehículo de 0 a 100 en 11 segundos y se llega a una velocidad punta de 200 km/h. El consumo medio homologado es 7,5 litros a los 100 aunque es difícil mantenerlo en esa línea en conducción real. En cualquier caso no es la sangría de las versiones de gasolina. En su conjunto el comportamiento dinámico del CX-7 Diésel es especialmente agradable en largos y rápidos viajes, con un tacto preciso del cambio manual de 6 velocidades. Con el habrá que jugar más al adelantar o al afrontar tramos revirados ya que las recuperaciones del motor no son especialmente rápidas.
Con esta versión está claro que los ingenieros han querido diferenciar mucho la deportividad entre las versiones de gasolina y el Diésel. Sigue habiendo toques deportivos, no deja de ser un 173 CV, pero su respuesta es muy progresiva y suave, primando el confort de marcha por encima de las prestaciones salvajes. Aunque es divertido de conducir y eso ya es mucho para un SUV.
El equipamiento sigue las mismas coordenadas del resto de la marca. Los asistentes a la conducción son profusos, con el de cambio de carril por bandera, visión trasera mediante cámara, control de presión de neumáticos… todo lo necesario para disfrutar de un viaje seguro sin complicaciones, lo que parece querer aportar esta versión del CX-7.
Más información aquí y en la web de Mazda.
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