Probamos el Volkswagen Amarok Canyon, una versión del ya conocido pick up de Volkswagen que aporta exclusividad a la gama. Dirigido a los amantes más exigentes del lujo y la distinción, se posiciona como un vehículo para aquellos que disfrutan de los deportes extremos, tanto de montaña como de playa, alejándose del cliente más profesional que busca en este tipo de vehículos una herramienta de trabajo. Esta variante, que se ofrece con la carrocería de cabina doble, está equipado con el motor 2.0 TDI de 180 CV biturbo, combinado tanto con cambio manual como con cambio automático de 8 velocidades.
Entre sus rasgos distintivos el Canyon estrena un nuevo color naranja cobrizo, que potencia su imagen más deportiva y le dá un aire más musculoso y grande. Se añaden otros rasgos específicos de esta versión tanto exteriores como interiores, como son las llantas de 17 pulgadas, los faros traseros oscurecidos, la presencia del color negro brillante en las estriberas, las barras y parachoques trasero, así como unos pasos de rueda ensanchados que le confieren una imagen más ancha e impactante.
En el interior del Canyon destaca la presencia del cuero en los asientos con diseño bicolor y costuras decorativas y también en el volante y pomo de la palanca del cambio de marchas con costuras en un característico color naranja. El soporte del techo con cuatro faros adicionales y las capotas y cubiertas para la caja completan su equipamiento opcional. Múltiples opciones de personalización que hacen del Canyon un vehículo atractivo a la vez que diferente y exclusivo. Nuestra recomendación es no optar por los faros en el techo por dos motivos: ruido aerodinámico a alta velocidad y anulación de las luces largas y ráfagas de los faros normales. Si se montan los faros del techo, las largas funcionan en éstos y si se quieren dar ráfagas, al ir tan altos, el haz de luz pasa por encima del techo del vehículo precedente y no ve el aviso.
Tras comparar el Amarok normal y esta versión «pija» hemos descubierto pequeñas mejoras como la pintura rugosa en la caja o el menor peso de su puerta trasera, detalles ambos no muy visibles pero que mejoran la versión anterior. En cuanto a suspensión también se nota mejoría respecto a estabilidad y confort de marcha respecto a las versiones sin suspensión sport, en opción en los anteriores Amarok.
No sabemos si la marca alemana ha arreglado los defectos encontrados en estos motores diesel 2.0 TDI de 180 CV que se han estado montando en los Amarok y que rompían al cabo de 30.000 kms.; creemos que si, que se trataba de un fallo en la programación de la centralita que con el nuevo software ha quedado solventado.