A pesar de los evidentes problemas para mantener un Pick-up como primer vehículo, lo cierto es que el segmento gana enteros en el panorama europeo y Mitsubishi, afamada en todo el mundo por su experiencia en este tipo de modelos quiere estar a la vanguardia para captar nuevos clientes. El L200 es su apuesta, y es una apuesta clara por llevar más allá el concepto de estas camionetas para ponerlas en la carretera sin ningún tipo de complejos.

El diseño se basa en la última generación de la marca y se aleja de los acabados rígidos y carentes de imaginación de muchos de estos modelos. El Toyota Hilux o el Nissan Navara son otros exponentes que van en este sentido. Lo que más destaca es un frontal con mucha personalidad y la posibilidad de manipular los cristales traseros desde la consola central.

La zona de carga se sitúa en la media, con una longitud de carga de metro y medio, 46 centímetros de altura y un peso máximo autorizado de 2.850 kilos. Teniendo en cuenta que su longitud total es de 5,26 metros y la anchura 1,81 metros son unas cifras aceptables. Eso si,  no es en eso en lo que quiere destacar el L200. Donde quiere hacerlo es en el conjunto motriz, algo difícil de pensar en un vehículo de más de 5 metros con una adherencia bastante menor que conceptos con el centro de gravedad más bajo.

El 2.2 DI-D Turbodiésel de 178 CV posee empuje suficiente para aportar un grado razonable de deportividad al modelo. Su par máximo de 400 Nm entre las 2.000 y las 2.850 rpm garantiza una gran elasticidad en los trayectos por la carretera a pesar de solo contar con 5 marchas en el cambio (manual). No estaría de más una marcha más en un futuro para gestionar mejor la respuesta del motor.

Está claro que el L200 con esta configuración cuenta con un propulsor potente y eficaz (8,1 litros de consumo medio homologado), pero es su sistema de tracción lo que eleva la calidad del modelo sobremanera. El llamado Superselect permite rodar en los tres modos habituales del segmento, adecuados para el trabajo. Estos son  tracción trasera, tracción 4×4 con el 50% del par sobre cada eje y tracción 4×4 con marchas reducidas. Sin embargo a todos ellos se les ha unido la tracción total  4×4 en cualquier régimen de marcha, lo que otorga un comportamiento mucho más completo en la carretera. Y sobre todo más seguro y con menos sustos.

El nivel de equipamiento es elevado, con cromados y pasos de ruedas ensanchados en el exterior, ordenador a bordo, regulación eléctrica de la altura de los faros o asiento del conductor regulable en altura. Un esfuerzo para trasladar un vehículo de trabajo a ser una opción más en nuestros trayectos más divertidos. Y todo por menos de 30.000 euros en su acabado Motion de alta gama.

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