La mayoría de marcas va incorporando dentro de sus gamas un nuevo modelo SUV debido a la gran demanda de este tipo de vehículos por parte de los conductores en los últimos tiempos. El Skoda Yeti es un representante bastante atípico en este sentido, debido a sus reducidas dimensiones y la falta de robustez en diversos detalles del vehículo. Sin embargo contrarresta estas caracterísiticas con un comportamiento muy equilibrado tanto en ciudad como en carretera y con una modularidad no siempre contemplada en otros modelos afines.

El Yeti está claramente inspirado en el diseño del Roomster, con una carrocería esencialmente cúbica que a simple vista no parece demasiado deportiva, respetando la tradición de los todoterrenos de hace varios años. Cuestión de gustos, pero lo cierto es que esta concepción permite gran espacio en el interior por un mejor aprovechamiento de la altura. Otros detalles que llaman la atención son las barras laterales en el techo de serie y los poco musculosos pasos de rueda, en aras de un mejor comportamiento fuera de carretera.

Por dentro la calidad de materiales goza de un buen nivel como acostumbra el grupo Volkswagen, estando su principal debe en la configuración de la plaza central trasera, con poco espacio para las piernas y una calidad de la tapicería inferior al resto. Es algo común en muchos vehículos, pero hay que tenerlo en cuenta si van a viajar habitualmente cinco personas. El maletero cuenta con 405 litros, bien aprovechados en cualquier caso, que se pueden convertir en 1.760 merced a una excelente modularidad de los tres asientos traseros. Las plazas delanteras son cómodas y todos los elementos del salpicadero están bastante a mano.

El comportamiento del Skoda Yeti 4×4 responde a las expectativas de los que quieren un coche que valga igualmente para la carretera y el campo, sin descuidar ninguno de los dos aspectos. La gama de motores TDI 2.0 es competente, si bien la opción de 110 CV se queda corta en prestaciones off-road. Serán las versiones de 140 y 170 CV las que elegiremos si queremos vadear con suficiencia este tipo de pistas, cosa que se consigue sin excesivos problemas ya que responden bien desde bajas vueltas a las acciones con el cambio manual de 6 velocidades.

La tracción 4×4 está compuesta por un sistema Haldex de cuarta generación que distribuye la potencia entre los dos ejes de forma automática. Además, las versiones de alta gama incluyen un botón off-road para modificar elementos como el ESP, los frenos ABS o la respuesta de la aceleración en función de lo que el coche demanda en pista de tierra o grava. Las medidas compactas del Yeti también influyen positivamente a que la suspensión absorba bien las irregularidades del terrero, por lo que el aspecto fuera de asfalto no se ha descuidado como pasa en otras ocasiones.

Además el Skoda Yeti no es especialmente caro. El acabado más alto de la gama, el Experience con motor 2.0 TDI de 170 CV cuesta 31.570 euros, todo ello totalmente equipado con sistemas como Park Assist de segunda generación o climatizador bizonal con sensor de olores. Además nos garantizamos un consumo medio en esta versión de poco más de 6 litros a los 100, algo importante teniendo en cuenta como se está poniendo el precio del gasoil hoy en día.

Más información en la web de Skoda.

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