El C-Crosser es fruto de un proyecto común de PSA Peugeot Citroën y de Mitsubishi Motors para la producción de un 4X4 destinado al mercado europeo.
Esta cooperación permite a Citroën ampliar su oferta, que ya cuenta con 10 berlinas, 4 monovolúmenes, 1 ludospace y un 4X4, el C-Crosser, que responde plenamente a las exigencias de la marca.
El nuevo modelo conjuga todos los avances para asegurar el placer de conducir. El par generoso de su motor diésel HDi, dotado de FAP, es una ventaja frente a sus rivales, mientras que su comportamiento es rutero, preciso y dinámico. A estas prestaciones se añade la polivalencia que aporta la tracción 4×4 con selector de modo, que permite pasar de un vehículo fácilmente manejable en ciudad a uno particularmente seguro y eficaz sobre carreteras sinuosas. Por último, los equipamientos de seguridad de alto nivel de los que dispone el C-Crosser permiten a sus pasajeros viajar con total tranquilidad.
Lo mejor es su motor diésel 2.2 HDi 160, equipado con un filtro de partículas (FAP). Derivado del 2.2 HDi 173 FAP comercializado en los C5 y C6, se trata de una versión monoturbo de geometría variable, que ofrece un máximo de par desde los más bajos regímenes de giro (380 Nm a 2.000 rpm), lo que contribuye, en gran medida, al agrado de conducción. Con una cilindrada de 2,2 l, está asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades, que permite explotar al máximo sus cualidades.
Para preservar el medio ambiente, este motor está equipado con un filtro de partículas (FAP) de última generación. Sus niveles de consumo y emisiones de CO2 (191 g/km y 7,2 l/100 km, con llanta de 16 pulgadas, y 194 g/km y 7,3 l/100 km, en 18 pulgadas) son relativamente modestos si tenemos en cuenta sus prestaciones y su par motor.
Se puede adquirir en dos terminaciones: la VTR por 34.500 euros y la Exclusive (con cuero) por 38.400 euros